miércoles, 14 de octubre de 2020

"EL CORONAVIRUS EN TIEMPO DE PARACANOE"

 El virus Covid-19 o comúnmente llamado Coronavirus ha frenado muchas cosas, entre ellas los entrenamientos de los paracanoes, debido a un estado de alarma en todo el estado español.

Como ya comenté en una entrada anterior en este mismo blog, el estado de alarma hizo que nadie pudiera entrenar, ni salir de casa, pero durante ese estado de alarma seguíamos haciendo deporte desde casa y muchas otras cosas interesantes.

Cuando salimos del estado de alarma, no se retornó a los entrenamientos de los paracanoe enseguida, sino que fue una escalada, en la cual los paracanoes fueron los últimos en entrar al agua, cosa que, yo personalmente, agradecí muy mucho.

En la televisión se decían muchas y variadas cosas diferentes sobre este virulento virus, se llegó a decir, incluso que el rio portaba alguna cepa, lo cual no sabemos si es real o no, pero viendo como cuidamos nuestro entorno, tirando botellas latas, e incluso mascarillas al rio… me lo creo…, y tanto yo, como mis compañeros estábamos algo asustados por el tema, pero fuimos superando los miedos poco a poco.

Los primeros días fueron para retomar nuestro amor por el rio, solamente palear, sin más, hasta cuanto pudiéramos y/o quisiéramos, dentro de los horarios establecidos por el presidente de la comunidad autónoma, y por los propios piragüistas y remeros, usuarios del rio en cuestión.

Esos días entrenábamos en horarios en los que no se coincidía casi ni con piragüistas ni remeros, por seguridad de otras personas y la nuestra propia y solo estábamos en contacto siempre con las mismas personas.

Ahora, aunque entrenamos con más gente, siempre el contacto es con las mismas personas, y con la distancia de seguridad muy presente, aunque con nosotros esa distancia de seguridad sea difícil o imposible. 

Fuera del agua siempre con la mascarilla bien puesta, pero una vez dentro, siempre que estemos a 1 metro de distancia no hace falta llevarla. También para entrar en el vestuario nos hacen pruebas de temperatura y si damos más de 37º tres veces nos tenemos que ir a casa sin poder entrenar, que dicho sea de paso yo con 37º estoy que me muero, pero otra persona igual esta como una rosa, entonces lo tienen que hacer con todos, sin excepción.

Aparte cada día hay que limpiar con agua y lejía las embarcaciones que usemos y nuestros chalecos y palas, para así, si hay algo de virus por el rio, intentar matarlo de la mejor forma posible, para que otra persona lo pueda usar sin problemas.

No hay competiciones a la vista, ni creo que haya en un tiempo, casi no se puede salir de las provincias, como para hacer competiciones multitudinarias… así que entrenamos de manera diferente a como lo haríamos en tiempos de competición, pero siempre con mucho tesón por mejorar y darlo todo.

Hacemos diferentes ejercicios, tanto dentro como fuera del agua, estabilidad en nuestras piraguas sin los estabilizadores, o con los estabilizadores más juntos, ejercicios de volcado, en embarcaciones de equipo, ejercicios de fuerza fuera del agua, estabilidad… También hacemos muchas series y algún descenso por el rio, en definitiva, el virus ha cambiado nuestra forma de ver el mundo, “ahora lo vemos con mascarilla y con una limpieza más especial que si no estuviera”, pero no ha cambiado nuestras ganas de disfrutar de un gran rio.

sábado, 19 de septiembre de 2020

9 km de felicidad

 Un descenso debe hacerse con cierto amor por el río y todo lo que conlleva y así lo hicimos el viernes 14 de agosto.

Ese día fue el elegido para bajar el río desde Juslibol hasta nuestro embarcadero de Vadorrey, un total 9 kilómetros, los cuales canoistas, vaistas y piragüistas lo disfrutamos como si lo hubiéramos hecho por 1ª vez (cosa que para algunos, así fue)

Allí estábamos, en Juslibol con los nervios a flor de piel, preparándonos para subirnos a las piraguas y va’a asignados. Casi todos los paracanoes íbamos en k2, junto con otras personas del equipo, excepto uno de nosotros que iba en la va’a.

A Dani le toco con Juancho, a Sergio con Anca y a mi (la que escribe este texto) me toco con Selma, y tengo que decir que fue todo un honor, Álvaro iba en el va’a, y para todos fue una gran aventura maravillosa.

Yo ya había hecho ese mismo descenso, en una piragua ancha, hacerlo en un k2 de verdad fue genial, pero el resto de mis compañeros paracanoe no, y lo disfrutaron muchísimo.

Para los 3 que íbamos en el k2, yo creo que el ver que no llevábamos estabilizadores y comprobar que no nos volcábamos, debido en parte a que íbamos con 3 grandes piragüistas, fue para nosotros lo mejor, y fue una travesía muy bonita. Ver disfrutar a mis compañeros paracanoe como lo hicieron, fue maravilloso, como fue una maravilla ver disfrutar al resto de acompañantes.

Las personas sin diversidad funcional que iban acompañándonos han contado que fue maravilloso y genial ir con nosotros en un k2, aunque iban con cuidado porque para casi todos era la primera vez, como ya he comentado anteriormente.

Cuando subimos a las piraguas estábamos nerviosos, porque no sabíamos si nuestro cuerpo iba a sorprendernos y nos íbamos a ir al agua, una vez ya montados y en el río, íbamos tranquilos, sabiendo con certeza que no íbamos a volcar.

Siguiendo las indicaciones de los técnicos, sorteábamos corrientes, rápidos, evitando zonas de poca profundidad o aquellas que, tras varios descensos, los técnicos conocían, y sabían de la existencia de algún obstáculo camuflado bajo el agua.

El vaista era novato en las corrientes y en los remolinos del agua, así que intentábamos ir con el en todo momento, para ayudarlo a manejar la embarcación, en esas ocasiones, aunque creo que no hacia falta, el se las apañaba a la perfección.

Para Álvaro fue una experiencia increíble, dicho por el mismo. También ha comentado que desde que nos pusimos en marcha, paleando suavemente en el comienzo del recorrido, se dio cuenta de que ir río abajo en una canoa polinesia le iba a gustar, y cada palada que daba, se lo confirmaba más.

Y que regreso a casa deseando que las próximas ocasiones, la sensación de libertad y conexión con la naturaleza que consigue este deporte, nos ofrezca renovadas experiencias desde lugares más allá de Zaragoza y realmente a todos nos dejó esa sensación. Sea donde sea, dejaremos que nos lleve la corriente. 

Como todo lo bueno, tras cerca de casi dos horas llegábamos a nuestro destino, sin que el cansancio hubiese hecho mella en nuestros cuerpos y con ganas de volver a repetirlo. 

jueves, 27 de agosto de 2020

Estado de alarma, todos a casa

El 14 de marzo, el presidente de España instauro el estado de alarma, por el Covid-19, un virus que aun a día de hoy sigue haciendo estragos.

El estado de alarma se llevó a cabo, porque el virus se extendía con mucha rapidez y los hospitales no daban abasto con los enfermos por este virus tan virulento, la gente moría, sin que ni médicos ni enfermeras pudieran hacer mucho por ellos, ya que también enfermaban muchos de ellos.

Un virus que nadie conocía, y cuando estaba en China, nos reíamos… hasta cuando paso a Italia nos reíamos, pero cuando se instauro en España y la OMS lo califico de pandemia mundial, todos tuvimos miedo a contraerlo.

Durante el estado de alarma, solo se pudo salir a la calle lo estrictamente necesario, o sea para comprar comida o ir a la farmacia, o trabajar, según que trabajos, nada más, más que nada porque no había absolutamente nada más abierto que los supermercados y las farmacias, vamos las cosas básicas, pero los primeros días, hubo aluvión de personas en los supermercados, para comprar rollos de papel higiénico (es lo que más compro la gente, yo creo, porque en casi todos los supermercados se agotaron en minutos).

Y por supuesto, esto afecto a los entrenamientos piragüeros, nadie podía salir a hacer deporte, y la piragua no iba a ser menos, se suspendieron todos los entrenamientos y competiciones que pudiéramos tener en los 15 días que decía que iba a durar el estado de alarma, que luego fue mucho más, pero en un principio el presidente de gobierno dijo 15 días.

El pre- estado de alarma, fueron días de incertidumbre, de no saber muy bien que hacer, si ir a entrenar si no, si ir a competiciones o si no, fue un pequeño caos interno, que eso bien lo conocemos los que disfrutamos de este deporte.

Una vez instaurado el estado de alarma, ya todos sabían lo que se debía y no se debía hacer, los paracanoes, por supuesto no podíamos ir a entrenar, así que esperamos a que pasaran los 15 días lo más rápido posible, sin saber que después de esos 15 días vendrían otros 15, y después 15 más, así hasta casi los 3 meses.

Así que nuestros flamantes entrenadores, sacaron todo el arsenal que tenían para hacer que hiciéramos algo de ejercicio durante esos días, con botellas, pesas, bricks de leche, o lo que buenamente teníamos cada uno en casa, nos poníamos a hacer los ejercicios que nos mandaban por whatsapp cada semana. Nos grabábamos haciéndolos, y los enviábamos, para conseguir ganar premios si se era el ganador, claro.

Además de esos ejercicios, estaban las sesiones por zoom, una app, que en el estado de alarma gano adeptos, la cual trata de videoconferencias, en las cuales nosotros hacíamos unos días charlas muy interesantes, otros ejercicio y otros paleo indoor y los llamaron Encuentros Monkayistas.

Los paracanoes intentábamos entrar a las máximas posibles, para así hacer lo más llevadero posible el estar en casa encerrados sin ver la calle ni nuestro gran rio.

Y así pasamos un confinamiento que se alargó a casi 3 meses.